Un sudor frío le recorrió el cuerpo, el teléfono no dejaba de sonar, era ella.
¿Aparecería su YO cobarde?
El universo hoy, conspiraba a su favor; más no olvidaba haber pactado con el diablo una vida que nunca quiso, un noviazgo por conveniencia, un embarazo no previsto, un casamiento.
Rápidamente tomó el teléfono y atendió, un hilo de voz, pendió de ella.
Después de siglos de silencio, su voz no era la misma; no estaba a la defensiva, pero, era firme y fría. Su lejanía lo perturbó.
Sintió el fin de aquello que nunca había comenzado.
No había perdido una batalla más, la había perdido a ella.
Lo trataba como a un desconocido que conocía hacía más de 30 años, pero él se había comportado como tal; quebrando los huesos de las sábanas donde dormían, mintiendo verdades con alevosía, plagiando amor, reduciéndolo a escombros.
Ella puso las cartas sobre la mesa, el argumentó con mas inconsistencias.
Era triste el testimonio, pero era real; él nunca se jugaría por ella.
Continuará
Bárbara Himmel-