Quise ser brisa,
quise ser puerto,
quise ser mar…
Y en dulces estrofas
acompañar, tu alegre navegar.
Pero la brisa se volvió viento,
el mar en terrible tempestad
y el puerto rompió amarras
para mi barca naufragar.
No hubo truenos,
no hubo rayos,
la tierra no tembló
en su caminar.
Solo fue…
un deseo escondido
de ser luz,
fuente,
baile,
melodías…
en un sereno compás.
María Rodríguez-