Es una cortina,
una niebla densa,
a veces espejo
con cosas deseadas
o estrellas fugaces
que tocan montañas…
Se nos van los miedos,
brillan esmeraldas
dentro del ensueño
que dice “por siempre”.
El tiempo implacable
disipa la niebla,
corroe el espejo
que sólo refleja
lo que más lastima;
no hay piedras que brillen
y crece el “nunca”.
El amor no muere,
se convierte en lluvia.
Emilse Zorzut-