Volver, digo,
y me veo:
alfil transpuesto
jugando hilos sutiles
del azar, superficies,
palabras
partiendo espejos.
Con pies indulgentes,
me sumerjo
en la pasión que alimenta
velocidades de crucero.
Errónea maravilla,
nudo del alma
viajando al futuro,
en arrebatos
de un mundo desmedido,
sin reemplazo.
Soy,
a causa del excesivo
transcurrir de la vuelta,
el que escribe mi epitafio
y, en ese gesto, nazco
al cabo del cometa.
Después,
me engarzo a las buenas costumbres,
el comercio de los encantos.
Digiero mi pan,
que no se equivoca de saliva,
y descubro pequeños sonidos…
Imagen sin memoria.
Poema del libro Manos Forasteras
Jaime Icho Kozak-