Eugenio nació en 1924 en la ciudad de Ustrzyki Dolne, al sureste de Polonia.
Su familia estaba formada por los padres y un hermano. El padre trabajaba en una refinería de petróleo cerca de la ciudad. En la década del 30 la compañía debió cerrar por razones políticas, dejando a muchos hombres desocupados. Por este motivo decidió emigrar en busca de trabajo y vivienda para trasladar luego a su familia.
Al llegar a Buenos Aires, en el Hotel de Inmigrantes conoció a un ucraniano que había sido contratado para trabajar en la Compañía Ferrocarrilera de Petróleo de Km 8. Así fue como decidió obtener un pasaje en barco con destino a Comodoro Rivadavia, en este pueblo se alojó en un hotel céntrico, a los pocos días caminó hasta la planta industrial, obteniendo trabajo y vivienda.
Con el fin de traer a su familia, solicitó un préstamo bancario para hacerles llegar los pasajes.
En su país, Eugenio fue despedido por sus compañeros de escuela con una bella canción.
Acompañados por un tío viajaron en tren hasta Varsovia luego a Gdynia, frente al mar Báltico los niños lloraron junto a su madre cuando se embarcaron con destino a Inglaterra. Allí abordaron el buque Almanzora hasta el puerto de Buenos Aires.
Finalmente llegaron a las costas de Comodoro Rivadavia para reunirse con el padre, al comienzo vivieron en una casa frente al faro San Jorge. No fue fácil adaptarse a la vida en tanta soledad y el viento eterno, sentían gran nostalgia por su familia y su tierra, la que se agrandaba ante la proximidad de cada fiesta navideña y las Pascuas.
Luego de un tiempo, se trasladaron al Km 8 en el “Campamento de los Locos”.
A causa del frío y grandes nevadas, los alumnos concurrían a la escuela desde la primavera hasta el otoño. La maestra de música de la escuela N° 50 descubrió el talento de Eugenio para el canto y lo invitó a formar un dúo con la niña Adela Koslowski.
En la Escuela Fábrica se recibió de Medio Oficial Mecánico, fue docente en el mismo establecimiento y jefe de Mantenimiento de la planta de cemento.
En 1949 contrajo matrimonio con Adela, continuaron viviendo en el pueblo petrolero de Km 8 en el cual nacieron sus dos hijos: Susana y Daniel.
Al fin de la cena, el matrimonio solía entonar las canciones que aprendían escuchando la radio. En el silencio de la noche los vecinos aplaudían y ovacionaban, disfrutando del espectáculo. Uno de ellos se acercó para invitarlos a integrar el coro San David, perteneciente a la colectividad galesa, en el que participaron durante años.
Escribió el libro “Historia de un inmigrante” relatando los recuerdos de su infancia en Polonia y sus años en Comodoro Rivadavia.
Consideraba que la ciudad es abrigo de su gente, en ella tuvo posibilidades de estudiar, trabajar, formar su familia y encontrar amigos.
Partió el 26 de julio del presente año, después de haber compartido largos años junto a su esposa Adela, quien hoy se encuentra acompañada por su hijo, cinco nietos y diez bisnietos.
La hija Susana ha partido hace unos años.
(Fragmento del libro De sol a sol)
María Teresa Dittler-