«En esa ausencia de ti
coleccioné recuerdos.
Cerré los ojos para disuadirme
como si fuéramos inmortales.
Dejé en suspenso al amor
pendiendo de un cabo,
que transformaste en hilo,
con la ilusión de que las tormentas
hubieran cedido.
De vez en cuando una alegría
finalizaba en diluvio;
con mi guardia baja, me retiraba.
Dejé al azar hacer lo que mejor hace.
No lo llamé resignación,
aunque es imposible estar seguro.
La culpa es de uno,
pretender el ocaso y el alba
desborda los sentidos
acaricia las utopías…
Ya no romperé
el silencio que instauraste;
Me elevaré y veré
por sobre él,
seré una observadora silenciosa
deseando que algún día
derribes tus muros.
Tengo intención de buscarte,
tengo esperanza de oírte,
tengo presunción de vernos…»
Bárbara Himmel