Estoy en el extremo de un zonda
de domingo cerrado
y alguna posesión dentro de mí
late un antiguo esbozo de batallas
Un seguro mandato
para aguardar de bruces las extrañas vendimias.
Es un domingo con fronteras de polvo
y vuelvo a conocerme en la medida
de los altares de leyenda
donde los viejos adoraban los santos
barridos por el viento
y oraban musitando salmos secretos.
Estoy en un domingo con puertas de derrota
pero apenas
he salido recién a luchar y se escucha a lo lejos
un génesis sin agua
y una pasión enferma.
Lucía Carmona-