Habitó en las sílabas del sueño
donde el recuerdo se puebla de matices
y el canto reclama el tiempo
de las noches cálidas.
Donde se unió el silencio a la mirada
en los años desprovistos de palabras.
Maduró en la espera
en el fuego heredero del verano.
Hoy vuelve de la mano de aquel mismo silencio
en la esencia de los días
en la cuenta regresiva del otoño
en el verbo cotidiano.
Y el mensaje se escapa
golpea y grita.
Desde entonces
Siempre.
Zulema Prina-