Te hablo a ti, piedra del sacrificio
con la ira elemental
que dan los años.
¿Por qué te has hecho inmune
a mis dolores?
¿Acaso no ves, ni sientes,
cómo ante tus pies
he muerto
tantas veces? Y tú, vaca apacible,
pastando en el silencio
te conformas
con que haya un cielo
que acoja tus bramidos.
Daniel Montoly-