«Dispara, yo ya estoy muerto» es una historia llena de historias, una gran novela que esconde muchas novelas y que, desde su enigmático título hasta su inesperado final, alberga más de una sorpresa y emociones a flor de piel.
Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando.
A finales del siglo XIX, durante la última etapa zarista, los Zucker, perseguidos por su condición de judíos, tienen que abandonar Rusia huyendo del horror y la sinrazón. A su llegada a la Tierra Prometida, Samuel Zucker adquiere las tierras de los Ziad, una familia árabe encabezada por Ahmed. Entre él y Samuel nace un fuerte vínculo, una sólida amistad que, por encima de las diferencias religiosas y políticas, se mantiene generación tras generación.
Con las amenazas, la sed de venganza y muchas pasiones desatadas como telón de fondo, las vidas entrecruzadas de los Zucker y los Ziad conforman un mosaico de traiciones y sufrimientos, de amores posibles e imposibles, al tiempo que plasman la gran aventura de vivir y convivir en un territorio marcado por la intolerancia. (Editorial Debolsillo)