Poemas

El río

Padre río, olvidado dios,

que sin tregua vas pujando tu destino.

A la vera de tu cauce

yo te miro crecer y descrecer.

Y asumo el desvelado pulso

que te lleva hacia el incesante

tráfago en donde tu vida líquida

se desparrama.

 

¿Quién eres? Pareces preguntarme

cuando pasas convertido en caudal espeso

de arcillas rojas en la corriente rumorosa.

Te respondo: soy el que asomado

a tu lecho espera descubrir en él

parte de su propia e infinita memoria.

Y el que siente tu historia andariega

como un eco prolongado de la suya.

 

Yo también voy, ensimismado y solo,

atento el corazón hacia todo horizonte,

pujándole a la suerte desde un origen remoto.

Y sin saber qué aguarda

más allá del cierto e inevitable

y último recodo.

 

 

Luis Alberto Taborda-

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