Los exilios son largos insomnios,
espejismos,
memorias que el desierto arrastra atravesando el mar.
Allí donde lenguas innumerables
recorren oscuridades colgadas en paredes,
frases curtidas forman pieles
en juegos de acoplamientos,
despiertan mis cuerdas vocales.
En sueños vuelven peces que la sequía devoró,
cadáveres de espumas, ostras fósiles
saliendo por córneas humanas de azules balandros.
Entre un pueblo y otro hay pasos de lejanía,
gestos de tu boca me acompañan.
Todo destino humano tiene tareas por cumplir,
y trabajo como cualquiera
aunque no lleguen águilas de victoria.
En clandestinidad sumergida,
descubro que empezar
es aceptar que se vuelve a caer,
a trabajar con paciencia sobre la gravedad
de quien se arriesga a anticipar el vuelo.
Del libro Abrázate fuerte
Jaime Icho Kozak-