Otra más de las guerras del silencio
De las atroces guerras sin palabras
En las que puede más un negociado
Que los ojos de niños desolados…
Otra más de las muertes sin bandera
Pues no importa el dolor… Ni aquellos gritos
Cuando los sordos oídos se enmascaran
Bajo nívea apariencia de hermandad…
Otro ruego gigante, otra mirada
Que busca sangre nueva en que anidar
Para que “nunca más” cedamos a la injuria
Que justifique una “marcha sin piedad”
Por esos niños que al futuro aspiran
Por las manos orantes que lo ruegan
Por el cielo, que es uno para todos,
–y se ahoga en el dolor de los que sufren–
Sin contener su llanto universal…
Por tu fe, por mi fe, por nuestras creencias
Por tu piel, por mi piel, por las ofensas
Al creernos más grandes, menos frágiles,
¡Dueños del universo! Y reyes de bondad…
Refugio de tus penas sea mi canto
Que se brinde en abrazos a tu llanto…
Te ofrezco un ramo nuevo de unidad
De historias por hacer, y de alabanzas
Te doy mi comprensión, niño del mundo
Y te pido perdón, por mi ignorancia.
María Alicia del Rosario Gómez-