Duele esta herida que no cesa de golpear
la noche. Profundo es el acantilado de su canto,
nos intimida su afilado cuchillo.
Los relámpagos en el muro
fotografían los miedos en el abismo
donde todo duele.
Juntos hemos visto el sol
vibrando sus cuerdas a pedazos.
Del libro Los cuervos
Florencio Quesada Vanegas-