El camino está mojado.
Tus sueños.
Tus pies descalzos beben de mi lluvia,
recorren el vértigo de la magia nocturna.
Llueve en mis ojos.
Afuera, una granizada.
Y adentro se entreteje
una lágrima profunda.
En la ventana
donde espero por siempre,
desde entonces,
la luz de tus manos.
Sixto Cabrera González-