Poemas

Ramita de olivo

Con pasos apretados

gastamos longitud de calles.

Los duelos cotidianos mudan la sonrisa.

Dos surcos caprichosos marcan el entrecejo

de tanto poner el iris

en escarlatas y objetos de zumbido.

 

Y la hora llega

 

cuando el esclavo interior

con soberbia de músculos

y cuerpo sudado

derrite el hielo llamado tiempo

que se escapa entre los dedos

indiferente altivo implacable

 

y nos deja

en la pobreza íntima de los finales

frente a la humildad del crucificado.

 

Poemas del libro Del otro lado del eclipse

Elsa Abate-

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