Esta novela de Mariana Dimópulos es el placentero resultado de la convivencia de dos registros simultáneos. Por una parte, aquella historia que se lee a la usanza tradicional, en la voz de un narrador omnisciente. Del otro lado, las sorprendentes codificaciones de lo real que se urden dentro de cada uno de los personajes de Anís.
Uno de ellos es el señor Bonow, cuyo principal propósito en la vida es honrar la memoria de la señora Nikopatis, su difunta vecina y, al mismo tiempo, su platónico amor cortés. Este inmigrante alemán de moño al cuello y retórica inflamada no es el único con una misión. A Patricia, dividida entre el deseo y la androfobia, se le ha impuesto el cuidado de una niña fascinada por todo lo verde.
Horacio, por su parte, se lanza en busca de una improbable pureza ideológica y se aboca a la creación de una brigada contra la inconsistencia. Algunos personajes sólo deberán escuchar, otros se verán forzados a revelar un secreto insoportable.
La destreza de Dimópulos se manifiesta cada vez que el discurrir del relato y las voces de los protagonistas se provocan, se emparentan y luego se distancian con ironía. Del hiato entre estas divergentes versiones de lo narrado, nace la poética y el irresistible humor de Anís. (Editorial Entropía)
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