Los vacíos no pueden entregarse,
a veces cruzan islas del alma
en veloces barcas con tripulantes de nubes.
La pasión nocturna me despierta,
muerde riberas que la ciñen
sin jacintos que las ronden.
Detrás del bálsamo carnal,
aspiro noches estrelladas,
cósmicos climas
y algo de eternidad
me invade.
Como los contornos de la mujer
y el halo de emanaciones de la especie
que fluyen al concentrado
olor de cortezas
y pieles protectoras.
Quise evolucionar
para que mi espíritu
fuera solamente
atmósfera tuya.
Deshabitarme
de figuras aéreas amadas:
astros continuos o migratorios
que palpitan
en repentinos enlaces,
luces en las sienes del mundo.
Jaime Icho Kozak-