“Y de pronto, unos tipos golpean en tu puerta a la madrugada y te arrancan de esa plenitud, y encima de eso te dan tremenda paliza. […] Te confieso que yo no podría hacer ese trabajo sucio. Para ser verdugo hay que nacer verdugo. Y yo nací otra cosa. Pero alguien lo tiene que hacer. Forma parte de la guerra”.
Pedro y el Capitán, que ha conmocionado al mundo por su crudeza y realismo, es una denuncia contra la tortura (una de las peores ignominias que practican los mecanismos del poder) y una defensa esperanzadora de la dignidad y de los derechos humanos.
Pedro es un preso político. Durante su encierro es acosado y torturado física y psicológicamente por el Capitán. Enfrentados por causas contrarias en una batalla desigual, la víctima y el verdugo habrán de confirmar que hay valores eternos que ninguna fuerza represiva puede borrar. (Editorial Debolsillo)
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