Enamorado de tu vientre
que insume marañas
y temblores,
lisuras que arden
como una pradera en el verano.
Si enamorado de tus ojos
que tienen el mar revuelto
cuando amas y el cielo
enlutado del crepúsculo,
cuando pasa en ellos
un suspiro melancólico
digo, que si enamorado
como estoy de cada célula
tuya que tuviste o amor
de aquellas que se quedan
para amarme, yo no pudiera
durar como ese río
que recorre tu cuerpo
y maravilla, digo
si un ciego amor
como éste mío –torpe y alto
terminara
el cielo entonces inundaría
de pus y sangre nuestro ojos,
dejarían de parir los animale
y el tenso crepúsculo
moriría para siempre.
Jorge Isaías-