Se supone que transcurriría una eternidad antes de que el reino de Mey se librara de la mala obra que le impuso Espolonela con su varita maldita, pero apenas van cuatro años de soporífera existencia y, dicen, la princesa ya medio despertó y anda por ahí refunfuñando en busca de alguien que la bese para espabilarse del todo, y con ella, la comarca entera. Pero ¿quién es en realidad la Bella Durmiente, además de una insolente?
El palacio de Mey colinda al norte con los reinos de Mocorio, Navolatura y el País del Agua, donde el clásico cuento de hadas hace esquina con la vena satírica -los guiños delirantes y la aguda fuerza narrativa- de uno de los autores mexicanos más reconocidos de la literatura actual.
Una hilarante reinterpretación de las versiones de los Grimm, Basile y Perrault, que se da vuelo con la oralidad en la que tuvo su origen.
Hadas en aprietos, espadachines trotamundos, una panda de bribones de diversas cataduras y más de tres atolondrados; aves fénix, dominatrices y reyes… Todos a expensas de los caprichos de un poder furibundo que achicharra hasta a las moscas. (Editorial Alfaguara Juvenil)