Padre, pongo los remos al viento
Y el cielo abierto a la distancia
Abro esta esperanza,
pequeña como yo,
Y con el miedo tuyo
alumbro tu regreso
Donde estará el mar y el camino
Que marco tu pie;
En que memoria
el mapa me olvido
Que convive conmigo y tu recuerdo.
Esta historia que deje
Los días y la sangre
Y esta ausencia clavada en mis orígenes.
Con esta carga viva
Del apellido a cuestas
Transcurren mis afanes,
Como si fuera un ancla
De mis sueños.
Mi madre, como siempre
me ve desde su piel morena
– pura pena y nostalgias -,
y con su corazón y sus silencios
remienda las respuestas
que nunca puedo darme
Del libro: El aire de la vida
Valeria Graboski-