De los pocos indios con cabeza
que han quedado por aquí,
la mayoría pena contra las piedras
y el viento helado de la precordillera.
Eso sí, los que ejecutaron
la magna epopeya
de inundar con sangre ajena
estos suelos áridos,
perpetúan sus nombres y apellidos
en ciudades, calles y monumentos,
en frías estatuas
a las que también va carcomiendo
la neutralidad del tiempo.
Del libro Despliegues (poesía), seleccionado por el Fondo Editorial Rionegrino (FER) para ser editado.
Santiago Bao-
¡Qué pobreza de vocabulario! ¿Y seleccionado? ¡¡Por Dios!!