Oigo tu voz y en silencio
medito tu habla
Tu voz seduce mis ilusiones,
mis anhelos
Tu mirada se desgaja
con el aroma a incienso
Tu paz deambula
en mis secretos silencios
Un vaso de vino
separa nuestra charla
Tus pupilas se dilatan
estallan
El duende de mi estante
sonríe y desaparece
en su inmenso bosque…
Y mi silencio se derrama
en la penumbra
ee esta noche de confesiones…
y me ilumina el alma
tu voz y mi silencio…
Héctor Amado Montenegro-