No son casuales los títulos que elige Pablo Palacio para presentarse en sociedad, “matar a puntapiés” e intentar “devorar” a la “novela de la tierra”, tradición reinante en Latinoamérica en los comienzos del siglo XX.
En estos textos irrumpe lo “extraño” (en boca de sus pares marginados, homosexuales, prostitutas, antropófagos, brujas, fenómenos, etc.) para violentar los cánones preestablecidos por la tradición.
Una irrupción, que adquiere forma tumoral, y va contaminando las ya consagradas, hasta apropiarse del cuerpo del texto y desde allí, constituir relato con lo “extraño”, lo “raro”, lo “deforme”; en definitiva con los, hasta ese momento, innombrables “monstruos ciudadanos”, adquiriendo, la propia obra, la forma de uno de ellos. (Editorial Final Abierto)
Previo Sara
¨Próximo La ventana abierta y otros cuentos