El amor se troca en surtidor
el odio es lujurioso, ruidoso, malo
lejos de escuchar el dulce entorno
no creen en Dios, poderoso, sabio.
La vida está hecha de dolor, de amor
el odio sopla en un arenal de hastío
los hijos de Dios, se pelean por los caminos
sin pensar que llevan un pesado yugo.
No seas como el árbol que tiene el fruto podrido
dejas a las hojas de tu árbol, sean verdes
cuida las flores de tu jardín marchito
deja el viento juguetón, para con ellas juegue.
Llena tu cántaro con agua fresca y pura
haz resbalar la añeja y muda
Dios murió por amor, perdonó, se inclinó a la tierra
la tarde se llenó de incienso todavía.
Cambia el odio por amor, quita la maleza
a tus manos, a tu vida florecerán la ilusión,
la vida, recuerda no es eterna, está a orillas
al final sabrás que tienes a Dios en tu corazón.
Ana Veliz–