Mediodía de otoño,
dorado candelabro solitario,
campanario de nadie,
canto de un gallo
desde la rosa de los vientos.
Loco. Desamparado. Amanecido.
La vida se escurre
entre aceitunas maduras
y se mece
en las catalpas amarillas.
Es mayo.
Un perro lejano ladra atormentado
y un gato juega
con las plumas de su víctima.
Otoño en medio de mi copa.
Vino tinto en medio del alma.
Mecerse sin preguntar.
Cecilia Bigetti-
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