Peso del aire, vuelo de la tierra
en opuesta verdad y simbolismo;
doble color del cielo y del abismo
que el ojo exacto de la vida encierra.
Sal aceptada, dulcedumbre en guerra,
paisaje del espejo y de ti mismo;
isla del sueño, mágico bautismo,
ángel sin voz que llama y que destierra.
Vamos -niños de polvo, gotas ciegas-
en ansias verticales o vencidas
cumpliendo lo mandado por entregas.
Es anillo de muerte el que nos junta.
Y en asombro de encuentros y partidas
se vuelve de ceniza la pregunta.
Claudia Lars-