Un hombre ha muerto. ¿Quién? No importa…
Un hombre ha muerto. ¿Quién? No importa. Ha muerto.
Ha muerto… ¿en qué lugar? Tampoco importa.
¡Tan sólo importa, pues, eso que corta
la vida con su tajo amargo y cierto!
Lo cierto es que se ha muerto. Está desierto
por un instante el mundo. Un ala absorta
cruza el azul. El infinito aborta.
¡Importa que un sepulcro se haya abierto!
No importa quién. La identidad. La historia.
La bala atroz o la agonía vaga.
¿Murió de indignidad, murió de gloria?
No importa. Un hombre ha muerto. Ahí la llaga.
¡Y aunque la vida es nube transitoria,
sólo la vida importa, que se apaga!
David Escobar Galindo-