Viento galopante
privilégiame
compartiendo tu recado
tu matrón tejido
y un quillango de plumas
sobado y cosido
con venas de ñandú.
Hazme dormir
en tus orillas
consuélame
en tus bosques ermitaños.
Dale a mi espíritu
la dureza granítica
del rosado Chaltén
y brota en los espacios inmensos
ritmo elemental
de coirones.
Enderézame
maderas de calafate
con grasa caliente
para otra pelea
con mejores flechas.
Sandra Pien-