Soñé, y en la dormida inteligencia
vi al humano, con ansia desmedida,
buscando los principios de la vida
y dudando a la vez de su existencia;
Vi al ocio revestido de prudencia,
vi la igualdad tornarse fraticida,
vi la diosa Razón entumecida
y en el caos a Dios y a la conciencia.
Vi una raza luchando con la muerte,
a Europa envuelta en sangre y desgarrada,
más lejos, sin girar, la tierra inerte;
y aún de mi sueño aquel horrorizada,
me despertó, con peregrina suerte,
de un loco que pasó la carcajada.
Rosario Acuña-