Una es la espera y la esperanza es una.
Una es el llanto y una la alegría.
Una la sombra de la noche fría
y uno el sonido blanco de la luna.
Una es la sed sin esperanza alguna.
Uno es el sueño y una la agonía.
Uno el crepúsculo en que muere el día
y una la faz del polvo y de la cuna.
Una es la vida, lenta y dolorosa
que a la ceniza- sin piedad alguna-
lleva el amor del pájaro y la rosa.
Pero también es una la fortuna
viva en la muerte misericordiosa
porque también la muerte sólo es una.
David Moya Posas-