Un elefante ocupa mucho espacio

Este libro, cuento de Elsa Bornemann, está compuesto por quince cuentos breves que hablan de la libertad, de la amistad, de la solidaridad, de la justicia… Aquí, todo puede suceder: que los animales de un circo decidan rebelarse, que una chica tenga una trenza muy larga, que los espejos reflejen el pasado o el futuro, que una caricia inicie un viaje interminable por el campo, y mucho más.
A Elsa Bornemann, la dictadura militar de 1975 le prohibió quizás su libro más importante o conocido, dos años después que se publicara y uno después que ganar aun premio internacional.
Aducía la dictadura que “se trata de cuentos destinados al público con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo” y también que “de su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la familia, al ser humano y a la sociedad que este compone”.
El libro, sólo pudo publicarse nuevamente en 1984, con el retorno de la democracia.
Que pasen cosas como esta indignan, sin duda, pero también alienta pensar que un gobierno autoritario diese tanta importancia a la publicación de un libro infantil.
Sostuvo siempre Vargas Llosa que lo primero que lo primero que la dictadura secuestra de la sociedad que oprime, es la literatura. Y eso, confirma lo que los lectores apasionados por la literatura sabemos: que ella es capaz de transformar las vidas, en varios sentidos, de quienes leen; que ella es capaz de hacernos más críticos, a nivel personal y a nivel social, de la realidad circundante.
Un elefante ocupa mucho espacio está compuesto de 15 bellos cuentos que muestra además un gran respeto por el público lector, sean niños o no. No son de ninguna forma narraciones panfletarias. Hablan sobre la libertad, sobre la imaginación, sobre la belleza y la fuerza de la palabra, sobre el amor y el desamor, sobre cómo nuestras mejores intenciones pueden ser malinterpretadas. (Editorial Norma)