oí lamentos y pensé
son árboles
movidos por la noche
alguna vez tuve razón
y fui a gritarlo
a un pozo
todo ardía
y llegué al río
vestido por el sueño
me prodigué
como un sauce tirado por el viento
encontré la ilusión
hice un museo y
en sus paredes
la memoria
vi en lo alto un ángel robando el paraíso
y
cuando sentí lo grave
la existencia
alcé un espejo inmenso
donde lloraba otro.
Alejandro Schmidt- Del libro «Oscuras ramas»