La tenue luz de la lámpara
enciende soles
que dibuja dos siluetas
danzando en la casa.
Ríen los ojos y se abrazan
y el presentimiento llora.
La sombra de la noche
aúlla dos destinos
retumba el latido
desde la piel del silencio.
Me crecieron raíces
que se aferran a tu tierra,
aunque van sangrando
la pronta ausencia.
La savia de mis venas
entrelazadas a ti,
no puede detener el tiempo
de los miedos
y se avecina la sequía
del jardín nocturno.
Aunque yo sea agua
y mis ojos rieguen cada pétalo
se consume la lámpara
y tengo que partir.
Xenia Mora-
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