A veces siento que voy muy lejos de mi
y todo se desvanece a mi alrededor,
como un soplo de viento sobre mi carne ardiente.
Afuera la bestia vive bajo el sonido,
sólo existe el sonido…
nosotros manejamos el sonido…
En el horizonte la enorme luna anaranjada y sus siluetas de poder,
recibirán perlas pero sus manos quedarán lisas y sin huellas.
En el rincón del olvido…
manos endurecidas se levantan hasta el cielo…
lógico e inevitable temor
a la ruptura,
sus cuerpos están débiles…
pero sus almas se desprenderán de sus envolturas,
y volarán al reino prohibido para aquellos que no vivirán eternamente…
cuando será el día?
será hoy el día?
quien calmará a la bestia?
Quizás la tormenta…
Carlos Díaz-
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