La lluvia purificadora
del tiempo
borrará
la impronta de mis pasos
en la mañana
de mañana
y nadie me recordará.
No puedo
romperme el alma
para dejar mi huella
en cada cosa que toco.
De todas maneras
voy a ser olvidada;
dentro de cien años,
o quizás muchos menos,
no habrá nadie
que recuerde
mi nombre.
María Rosa León-