Poemas

Calle solitaria

Nadie viene. Nadie va. Nadie vuelve.

Nadie cuidará tus jazmines y tus cielos.

Nadie entrará en tu casa, ni alimentará

el fuego de tu esperanza ya desesperanzada.

La noche camina a ciegas

por los escalones de tus pulsos,

como un silencio errabundo, melancólico.

Hasta la mar y los ríos que hablan

se han ausentado de tus jardines secos, desesperados,

de tu hogar todo tinieblas y sin movimiento.

Alocadamente se entrecruzan tus guerras,

batalla tras batalla, sobre los campos

del desasosiego que crece y crece

atado a la oscuridad que anida en tu sangre

ansiosa de senderos nuevos y de ese viento

amado que pronuncie tu nombre, que bese

tu cuerpo. Pero nadie viene a ti.

Nadie avanza, nadie retrocede por la calle

solitaria de tu noche sin luna ni estrellas,

en tinieblas alma adentro,

en tinieblas alma afuera. Se te fueron la alegría,

los sueños, la sonrisa por tu calle

solitaria, interminable, brutalmente helada,

como un llanto sin lágrimas, deshabitado.

Se te fueron. Se te fueron. Se te fueron

sin decir una palabra, sin un beso de despedida.

Se te fueron por tu calle solitaria.

 

Del libro El jardín habitado

 

Carlos Benítez Villodres-

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