Más allá de todo lo mudable y repentino
existe otra historia sin término
donde aún queda en ella un ileso rubor
y el silencio preciso para cualquier regreso.
¿Cómo abreviar el tiempo que borra una ilusión
cuando un instante queda confinado en un siglo?
¿Cuándo llegará un nuevo origen,
un ahora rotundo, una mirada garza
y el suave contorno de una piel?
Hay una entrega intacta y consentida
porque la fecha es una súplica nueva
frente a este mar colmado de sigilos.
Julio Bepré-
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