La vida, insumisa a las leyes humanas,
imperfecciones abrigadas por palabras,
incapaces de vivir el fantástico
juego de la estación desconocida…
Ay, hijo, nunca te dije
que el tiempo es el temido brujo
sólo para quien se olvida de su cuna,
el país arcano, el alma, la vida, el ser.
Para el que se debate en la red tendida
con arte y encanto por doquiera a su alrededor
y contempla con ojos turbados el paisaje
seductor de los jardines plasmados por él mismo.
Ve lo que el pasajero dueño
le trae a sabiendas ante sus ojos
y oye lo que puede escuchar el oído
embelesado por los sonidos modelados.
Con la maestría del que sabe manipular
los segundos, las horas, los años y las eras,
fuerza ensombrecida sólo por la impotencia
de conservar un único y misterioso instante.
En el que puedes vivir plenamente la libertad,
cuando la fuerza abandona inesperadamente
al caudillo de los brujos del mundo de ensueño,
y podrías despertarte como por obra de un milagro.
Traducido por Dan Munteanu Colán.
Elena Liliana Popescu-