Dejemos vida para la tarde,
la calle se arremolina de polen;
nunca te había visto así
nunca me paré a mirar,
sos un ángel que me conoce muy bien,
ahora decime lo que no sabés de mí
y confirmá lo que sospecho de vos
y tus ojos de cristal.
Dejemos vida para más tarde,
dejemos el agua flotar sobre la mesa,
correr, abrirse grietas y caer al piso,
el sol limpia la humedad
y la brisa barre unas limaduras de hierro
y calcio.
dejemos vida para la medialuna
en mi jarra de café
y un baño de azúcar impalpable
en un jacuzzi de mercurio,
así un juego de polvos mágicos
suspendidos en la inercia antaña
del universo,
dios fue hoy polvo,
polen universal en expansión.
Martín Ojeda-